martes, 22 de febrero de 2011

Cascada y beldad



Dedicado a Xu.

Hormigas, papagayos y raciocinio

¿Hay más hormigas u hombres en el planeta?

Esta era la cuestión clave de una discusión mantenida con un colega hace ya unos 15 años. Mi amigo, con fama de sabio y pinta de pijo, gustoso de aprender estudiando y luego recitarlo como un buen papagayo, mantenía que ha de haber más seres humanos que hormigas en la tierra, por aquello del tamaño u alguna cuestión antropocéntrica (se resistía bastante a afrontar al hombre como un mero animal); mas yo, más afín a usar el sentido común, prefería creer, basándome en la infinidad de hormigas que fascinado veía, (y recogía, hacía luchar entre sí y otras mil putadas varias) en una sola colonia en un pequeño parque, que había muchas más hormigas que la población mundial de Homo sapiens.

Pues bien, hoy en la radio he escuchado un dato que me evocó aquella conversación: en el planeta hay unos diez mil billones de hormigas (alguna más que paisanos, sin duda).

Pero me acordé sobre todo de aquél amigo, erudito sólo de lo que había estudiado antes, capaz de leer mucha poseía, incluso capaz de elaborar las suyas propias, pero sólo en base a lo aprendido antes, sin capacidad de genio, sin imaginación propia, sin poder de razonar en décimas de segundo sobre una cuestión clave. ¿Es esta la sociedad que premia a este tipo de gente? ¿Sirve para algo una matrícula de honor obtenida por el medio "papayaquil?
Lo siento, pero prefiero seguir usando el sentido común y valorando a esa gente que, aunque no gozan de la condición de sabios o no son capaces de estudiar tres idiomas a la vez, sí son autosuficientes para aplicar el sentido común, para decidir por sí mismos, para alumbrar por sí solos un halo de solidaridad que los lleve a otros continentes para intentar ayudar a los demás, para tener unas convicciones morales propias.

¿Están más evolucionadas las hormigas o las sociedades humanas? Sin duda esta ya es otra discusión...

martes, 8 de febrero de 2011

Lo que no te mata

Tras reflexiva y solitaria cena,
Paróse mi persona a meditar,
La mente clara, el estómago ya en silencio,
Melodías de fondo que sonaban a pena.

En el trance dijéronme del cielo,
Lo que no te mata más fuerte te hace;
Mas lo que no te mata carcome tu alma,
Díjome Pedro Botero.

No supe a quién fe dar,
Mas por único cierto sólo vi,
De aquello que no te mató
No puedes sino pensar en vivir.