El lugar de reunión no podía ser más bonito: Astorga; y el reencuentro y los nuevos proyectos pactados son muy ilusionantes. Algún día, mortales absortos en la cotidianidad de vuestros quehaceres, sabréis de ellos.
Suerte que me había comido un gran bocadillo antes de la cita. Aun así, agradecí haberme despojado de mi gran mochila. Sólo por lo a gusto que quedó mi espalda liberada, te perdono que la foto haya quedado desenfocada.
Un abrazo, amigo.