Veo moverse al aire
tu vestido verde menta
Mientras trato de
tomar una fotografía,
El cielo desgarrado anunciando
tormenta,
Tus pensamientos
tornados en oscura filosofía.
Buscas las huellas de
aquél profundo amor
Que una vez más el alma
te desgarró,
¿En qué desierto se
hallará aquél dulce albor?
¿Esa fuerte mano que el
espíritu te agarró?
Cien veces has
recorrido las cicatrices de tu piel,
Comparándote con una
habichuela cosida.
No te quieres, en tus
propias espinas enredas esa hiel,
Y sin embargo yo se
que para él eres su única querida.
Tampoco acaricia a su
pareja el lobo,
Más bien Enseña los
dientes, se tensa y eriza los cabellos,
Pero como él, ama a
su familia como un bobo,
Y si es preciso con
su vida defiende a todos ellos.
Vuelves a mirar las
marcas de tus andaduras,
Heridas de aguijón, formando
arrugado grano de mijo.
Mas en silencio él
ama cada una de las suturas,
Y más la del vientre,
la que alumbró a vuestro hijo.
Pintando piedras en
melancólica agonía
Has llegado a pensar
que quizás se acabó el clamor,
Pero noto que el
corazón todavía te late con armonía.
Asúmelo, habichuela, lo
que te sucede se llama amor.