-Ramírez, esta empresa necesita un cambio. Reúna de
inmediato al consejo.
-¿Qué va a proponer, señor Leñoso?
-Llevamos mucho tiempo estancados. Tenemos las mismas ideas
primitivas, iguales normas, jerarquía y principios que cuando comenzamos. La
sociedad ha avanzado, rebasándonos y mirándonos cada vez con más recelo.
Nuestra hipócrita estrategia está siendo analizada con lupa, es culpa de esta
maldita crisis; la clase media empobrecida se da cuenta de nuestra fastuosidad,
de nuestras arcas llenas, de nuestros jefes corruptos y de esta política
rancia, que ya no encaja en el mundo.
Nuestro presidente, fiel a la causa pero tan continuista y
retrógrado, desde luego que no ayuda a lavar nuestra imagen. De seguir así,
estamos abocados al fracaso. Recuerde que sin adeptos ni socios, no somos
nadie.
-¿Va a proponer un cambio de presidente?
-Sí, pero solo algo provisional, para salir del bache.
Necesitamos un líder nuevo, fresco, charlatán, de bonitas y humildes ideas, que
no pinte ni cambie nada en la empresa pero que convenza a las masas de que
hemos evolucionado. El mundo tiene que creer que entendemos la situación de
crisis, que somos buenos, que estamos con los más desfavorecidos. Quiero que el
mundo piense “qué bueno es nuestro presidente, qué buena es nuestra empresa”.
-¿Se refiere a imitar lo que ha hecho la Iglesia con el
papado?
-Veo que me capta, Ramírez, veo que me capta…