Tras reflexiva y solitaria cena,
Paróse mi persona a meditar,
La mente clara, el estómago ya en silencio,
Melodías de fondo que sonaban a pena.
En el trance dijéronme del cielo,
Lo que no te mata más fuerte te hace;
Mas lo que no te mata carcome tu alma,
Díjome Pedro Botero.
No supe a quién fe dar,
Mas por único cierto sólo vi,
De aquello que no te mató
No puedes sino pensar en vivir.
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