lunes, 25 de octubre de 2010

Citas de noches de otoño

"El hombre racional es el centro de interés de mujeres cultas, serias, gustosas de la conversación profunda, de los vínculos familiares y, sobre todo, interesantes en la cama".


Kiko Béjar

sábado, 16 de octubre de 2010

Recuerdos


Vas por un centro comercial cualquiera en Madrid. Un cartelón publicitario cualquiera, un anuncio más, pero... qué señala el niño? Sí Álvaro, el niño ha venido para recordarte tus más graciosas pesadillas con camareras de color...
jaja

domingo, 10 de octubre de 2010

Touchdown

Ya soy americano, hoy me he despertado de esta manera, y ahora respiro su espíritu traído por la misma brisa del atardecer veraniego que mueve las alas de mi sombrero de paja, mientras fumo mi pipa y descanso mi cuerpo adormecido por el vaivén de la mecedora en el porche, mientras dentro mi decente esposa, que jamás un improperio o un pedazo de carne indebido enseñó al prójimo, guardando sólo en la más escrupulosa intimidad el látigo y el antifaz de cuero, atiza el fuego de la chimenea dominada por el brillante rifle colgado en la pared, con sus cartuchos bien cerca, en el cajón de la cómoda, por si algún indeseable que algún día quiso emponzoñar mi intachable moral americana y que ahora descansa entre los muertos quisiera destrozar su cajón de madera y salir de entre la húmeda tierra, o, tal vez más a la orden del día, por si algún desaprensivo, seguro que amigo de otros sistemas ajenos al capitalismo, pretende perturbar la paz de mi casa entrando dando golpes, como los mismos que se oyen en el cobertizo, acaso de mi vástago mayor, intentando con la ayuda de alguno de sus amigos reparar el viejo y oxidado Pontiac, igual al que los Anderson tienen dos manzanas más abajo, y que el mes pasado unos chicos negros observaban con recelo, pero fueron miradas que les costaron una paliza por los muchachos del barrio, pues ya se sabe que unos negros sólo pueden tramar el robo o el destrozo de tal maravilla, aunque para maravillas mi hija, la chica más popular de todo el instituto, la más destacada de las animadoras, la reina de los bailes de fin de curso, capaz de montar a caballo y atrapar reses como cualquier hombre, recordándome a mí mismo cuando era joven y todavía volaba como una paloma en el equipo local de Béisbol, hasta que la patria me llamó y fui con orgullo a la guerra, portando en mi cuello un pañuelo de gloriosas barras y estrellas que mi madre me hizo, pero que no pudo salvarme de un infame disparo de un comunista que me rozó la yugular y me trajo de nuevo a casa, siendo entonces cuando me eché a la carretera recorriendo el país sin nada más que mi moto, mis vaqueros y mi cazadora, haciendo amigos, surfeando en las costas, cazando osos en las montañas, trabajando en grandes fábricas, bebiendo hasta el amanecer en pomposos bares reservados sólo para gente como nosotros, pieles blancas descendientes directos de nuestros padres colonizadores, todo hecho con espíritu aventurero apagado ya hoy, que es cuando busco más tranquilidad con mi pequeño grupo de amigos, entre los que se encuentra uno negro, pues ya es costumbre en todos los grupos tener uno de tal condición, el cual no juega mal al póker, y no es peor bebedor de cerveza, aunque en ocasiones debido al alcohol se queda dormido, en profundo sopor como el que me entra ahora y del cual no quiero despertar y darme cuenta de que todo es una farsa, de que todo no era más que un bonito sueño americano.