viernes, 11 de mayo de 2012

En camino tras la sobremesa

Iba contracorriente, por eso observaba el reguero de estudiantes sin nombre que despacio llegaban a las aulas en la primera hora de la tarde; los recién llegados recuperando el fatigado aliento, y los que todavía quedaban rezagados en el camino, soñolientos en el dulce recuerdo de la frustrada sobremesa.

1 comentario:

H.D.Emperador dijo...

Probablemente se le pasó por la cabeza cómo la abuela Francisca le lavaba la cara con jabón hasta casi hacerle daño, o le empapaba completamente la cabeza para hacerle la crencha con el peine de púas de acero, siempre que se quedaba a comer allí porque mamá no podía ir a recogerle.
Le encantaba comer en casa de la abuela.